jueves, 23 de diciembre de 2010

Reseña de Maxi Legnani en Radio Continental , 22 / DIC / 201


>“ La Ciencia del Color es un libro brillante , revelador y además es apasionante porque es muy corto: en 120 páginas, se conocen muchísimas cosas, está narrado intensamente. Es de lo mejor del verano, para deleitarse y también, para saber con qué color vestirse después. “
Maxi Legnani en Radio Continental, 22 de Diciembre de 2010

miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡"La Ciencia del Color" a un mes de su salida , ya es best seller!

Tema Best Sellers


No. Autor Título Precio Días
1 NIK 16. GATURRO $ 33,00 48 Hs.
2 GILBERT ELIZABETH COMER EN ITALIA REZAR EN INDIA AMAR EN INDONESIA $ 69,00 3
3 OPPENHEIMER ANDRES BASTA DE HISTORIAS ! $ 79,00 48 Hs.
4 MARTIN RICKY YO $ 65,00 48 Hs.
5 NIK 15. GATURRO $ 33,00 48 Hs.
6 GARCIA MARQUEZ GABRIEL YO NO VENGO A DECIR UN DISCURSO $ 69,00 48 Hs.
7 BETANCOURT INGRID NO HAY SILENCIO QUE NO TERMINE $ 99,00 10-15
8 SCOTT DIEGO 1. DR. FELIPE ESPECIALISTA EN COSAS $ 45,00 3
9 GALEANO EDUARDO LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA LATINA $ 59,00 48 Hs.
10 FILMUS DANIEL PRESIDENTES $ 55,00 48 Hs.
11 REATO CEFERINO OPERACION PRIMICIA $ 75,00 48 Hs.
12 NIK 13. GATURRO $ 33,00 48 Hs.
13 YOFRE JUAN BAUTISTA EL ESCARMIENTO $ 75,00 48 Hs.
14 NIK 14. GATURRO $ 33,00 3
15 NIK 1. GATURRO $ 33,00 48 Hs.
16 ROWLING J. K. ANIMALES FANTASTICOS Y DONDE ENCONTRARLOS $ 32,00 48 Hs.
17 MURAKAMI HARUKI DE QUE HABLO CUANDO HABLO DE CORRER $ 58,00 48 Hs.
18 IUCHT ROMAN LA VIDA POR EL FUTBOL $ 69,00 48 Hs.
19 GILBERT ELIZABETH COMPROMETIDA $ 69,00 48 Hs.
20 NIK 2. GATURRO $ 33,00 3
21 CAPARROS MARTIN CONTRA EL CAMBIO $ 59,00 48 Hs.
22 RUIZ GUIÑAZU MAGDALENA SECRETOS DE FAMILIA $ 59,00 48 Hs.
23 NIK 3. GATURRO $ 33,00 48 Hs.
24 NIK 10. GATURRO $ 33,00 3
25 JAURETCHE ARTURO MANUAL DE ZONCERAS ARGENTINAS $ 39,00 48 Hs.
26 PIZARNIK ALEJANDRA DIARIOS $ 89,00 48 Hs.
27 WINOGRAD JACOBO ALGUNOS TIENEN NOCHE Y A OTROS SE LES HACE TARDE $ 52,00 3
28 ALBERTI FABIO DIEGO MANUAL PARA LA VIDA DE LA BOLUDA TOTAL $ 49,00 3
29 GALEANO EDUARDO EL LIBRO DE LOS ABRAZOS $ 49,00 48 Hs.
30 VON REBEUR ANA LA CIENCIA DEL COLOR $ 28,00 3
31 GALEANO EDUARDO EL FUTBOL A SOL Y SOMBRA $ 59,00 48 Hs.
32 SMITH PATTI ERAMOS UNOS NIÑOS $ 65,00 48 Hs.
33 NIK THE GATURRO'S BRUTISH ENGLISH METHOD $ 44,00 48 Hs.
34 CARLIN JOHN EL FACTOR HUMANO $ 83,00 48 Hs.
35 GONZALEZ LUCIA CIEGA A CITAS $ 65,00 48 Hs.
36 NIK 3. GATURRO A LO GRANDE $ 56,00 3
37 QUINO 10 AÑOS CON MAFALDA $ 49,00 48 Hs.
38 HUSTVEDT SIRI LA MUJER TEMBLOROSA $ 56,00 48 Hs.
39 ROWLING J. K. QUIDDITCH A TRAVES DE LOS TIEMPOS $ 32,00 48 Hs.
40 CAPUSOTTO DIEGO PETER CAPUSOTTO $ 55,00 48 Hs.

Entrevista a Ana von Rebeur en Diario Z , 17/11 / 2020


Nota a Ana en Diario Z , del 17 de Diciembre de 2010 :

http://www.diarioz.com.ar/nota-historia-de-los-colores-el-que-quiera-celeste.html

Historia de los colores: el que quiera celeste...
En el pasado hubo guerras y se molieron momias para obtener pigmentos. Esas y otras historias narra con humor la artista plástica Ana von Rebeur.


Ana von Rebeur, periodista y es­critora, artista plástica y humo­rista gráfica, afirma que todo color comunica, que todo co­lor quiere decir algo: "Voy con la cámara por la calle levantando colores de todos la­dos", cuenta Ana, sobre la experiencia que le dejó escribir su nuevo libro La ciencia del color. Historias y pasiones en torno a los pigmentos, que editó Siglo XXI.

"El que quiera celeste, que lea este li­bro", escribe que relata a través de di­ferentes historias cómo la humanidad fue descubriendo los pigmentos y cómo se rela­cionan con el devenir de los pueblos. Desde el primer cavernícola que pintó un bisonte en una cueva, pasando por Van Gogh es­perando que Theo, su hermano, le envia­ra algún pomo de pintura. O las pinturerías modernas donde se puede elegir el color o inventarlo mezclándolos.

Entre los muchos oficios e intereses de Von Rebeur, se incluye haber estudian­do Química durante cuatro años antes de dedicarse al periodismo y al humor gráfi­co. Y los colores fueron siempre una obse­sión: "El proceso comenzó veinte años atrás cuando empecé a hacer las tapas de mis li­bros. Dividimos el libro en la percepción de los colores, cómo lo vemos, la historia color por color, el significado que tiene en distin­tas culturas y el efecto subjetivo que tiene el color en las personas, algo científicamen­te comprobado"; dice Ana.

Efectivamente, los colores no significan lo mismo en diferentes culturas. Por ejem­plo, en Japón el color de luto no es el ne­gro sino el blanco. Y en China, el rojo atrae la prosperidad y la suerte; en Occidente, los amarillos y marrones señalan comida y el azul se asocia con la seriedad y la higiene. "Somos todos robots de los colores, ejer­cen efectos tan subjetivos que nuestras vi­das están manejadas por los colores, com­prás una cosa, elegís una pilcha y no otra, te cae bien una persona y no te cae otra", reflexiona Ana.

El libro derriba unos cuanto mitos. Por ejemplo, que los perros ven sólo en blan­co y negro. Y explica por qué los toros no reaccionan ante la capa roja del torero. O cómo se forma el arcoíris. Pero, sobre todo, afirma que los colores no existen sino que nuestros ojos convierten la luz en colores, que éstos, por lo tanto, son una invención del ser humano.

"Durante siglos había que encargar­le los pigmentos a un boticario, que usa­ba lo que encontraba a mano para hacer pinturas que duraran. Durante años, los eu­ropeos viajaban a Egipto a traerse momias para machacarlas en su estudio y vender un color negro que per­manecía muy estable, que se conoció como ‘negro de momia'. Muchísimas vírgenes renacentistas están pintadas con momia molida para hacer las sombras y los negros", comenta Ana.

-¿Por qué dice que somos testigos de la era del color?
Somos muy privilegia­dos. Hace muchos si­glos que el ser huma­no está tratando de encontrar un pigmen­to que tenga caracte­rísticas básicas: que no se cuartee, que no destiña en el primer la­vado, que permanezca y que no sea veneno­so, porque casi todos los venenos tienen co­lores brillantes y al ob­tenerlos la gente se moría. Por ejemplo, en Inglaterra en 1860 los recién nacidos se mo­rían en sus cunas por­que las familias adine­radas compraban un empapelado verde in­glés, que al pegarle el sol hacía que la pintu­ra largara gases arsé­nicos. Fueron siglos y siglos de guerras y pe­leas: cortaron cabezas por el amarillo del aza­frán, hubo una guerra por el lapislázuli iraní, otra guerra por el índigo que venía de la In­dia. Todo antes de la revolución industrial.

-La gente suele decir que esta ciudad es color gris.
Siempre en arquitectura se dejó la materia prima del color que es. Salvo alguna pre­tensión arquitectónica, la gente no se pre­ocupaba en ponerle color. Ahora, me pare­ce que hay mucho prejuicio contra el color porque se calcula que es una frivolidad de gente poco seria y que las construcciones sólidas no deberían tener color. También decidir de qué color se pinta un edificio lle­varía a una discusión bizantina, que el rojo es muy fuerte, el amarillo muy chillón. Y como dice el arquitecto Rodolfo Livingston, nos quedamos todos con el gris consorcio.

-Somos muy prejuiciosos.

Y nos quedamos con los colores que no le molesten al vecino, lo cual es una pena por­que en esta época un poco minimalista en el arte plástico también hay prejuicio con el co­lor, las revistas de decoración usan blanco, negro, tostados y pará de contar, y el que pinta colores jugados tiene que exportar.

-En el libro también hay mucho humor.
Sí, la idea fue hacer un libro que no sea para entendidos, que lo pueda leer un chico de 15, una abuela, un almacenero, simple, al grano y con datos curiosos. Enseñarle a la gente que aprender es divertido, descubrir que los colores son energía lumínica y que esa energía nos atraviesa.

Más información: www.poderososcolores.blogspot.com

DZ/km



Nahuel Mercado Díaz Redacción Z

martes, 21 de diciembre de 2010

Reseña del libro en Diario Los Andes de Mendoza


http://losandes.com.ar/notas/2010/11/20/todo-color-528290.asp
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Dentro de la colección “Ciencia que ladra”, que dirige Diego Golombek, está a punto de llegar a librerías “La ciencia del color” de Ana von Rebeur, una obra de investigación que reúne todo lo que se sabe actualmente sobre el milagro de los colores. Aquí ofrecemos, en calidad de anticipo exclusivo, partes del primer capítulo.
sábado, 20 de noviembre de 2010Votá(0)

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Si somos capaces de pasar media hora en una tienda dudando sobre qué tono elegir para una pared o qué zapatillas combinan mejor con nuestra ropa, es porque los colores nos importan… y mucho. Es que, para bien o para mal, ellos nos afectan profundamente.

Los pigmentos siempre obsesionaron a la humanidad. Desde que el primer cavernícola garabateó un bisonte en una cueva, pasando por el impresionista Claude Monet, que vivía abrumado por hallar colores que no mutaran una vez secos, o el propio Vincent van Gogh, que aguardaba siempre con ansiedad que su hermano Theo le enviara algún pomo de pintura, todos anhelaron tener mejores colores.

La búsqueda del color perfecto es una historia plagada de tragedia, pasión y obcecada indagación de la fórmula química exacta que permitiera un rojo puro, un blanco luminoso o un negro contundente.

Los primeros pigmentos se obtuvieron a partir de raíces, de distintas tierras, de piedras preciosas, de insectos y otros animales, de metales y hasta de cadáveres. El procedimiento solía ser muy costoso, y hubo quienes hasta llegaron a cometer asesinatos para conseguirlos, mientras que otros entregaron sus vidas para conservarlos.

En este libro, los colores nos cuentan sus mayores secretos, para que sepamos de dónde vienen y para qué sirven. Muchos esconden historias trágicas, románticas y apasionantes.

Sabremos por qué el azul ocasionó un genocidio en el Caribe, cómo incidió el verde en la muerte de Napoleón Bonaparte, y conoceremos la relación entre la palabra “violencia” y el color violeta.

Descubriremos por qué los dólares son verdes, qué tienen en común las tarjetas de crédito y los uniformes de la policía, por qué los automóviles deportivos son mayormente rojos o negros, por qué las empresas petroleras y las panaderías eligen el amarillo, por qué es blanca la bandera de la paz y azul el jean, y por qué las mujeres se pintan los labios de rojo.

Cada capítulo cuenta la historia de un color: sus lenguajes, sus expresiones, sus usos.
Como privilegiados testigos de la era del color estable, en vibrantes gamas para todos los gustos, ahora podemos tener el arcoíris en la palma de la mano. Bienvenidos a ese mundo multicolor.

¿Quién necesita el color?

Durante más de un siglo miramos fotografías en blanco y negro, sin problemas. Lo mismo hicimos con la televisión durante veinte años. Entonces, ¿quién necesita el color? ¿Un mundo en blanco y negro sería tan terrible?

Después de todo, el negro es un color de moda bastante elegante. En un mundo sin colores, no tendríamos que redecorar la casa tan seguido y sería mucho más fácil combinar la ropa antes de salir. Claro que los parques de diversiones perderían todo su encanto y no tendría mucho sentido contratar a un jardinero.

Además de que no podríamos distinguir una comida saludable de una en mal estado. Como mínimo, acabaríamos intoxicados. ¡Ajá! ¿Será por eso que precisamos los colores? ¿Para no intoxicarnos?

Muchos antropólogos y científicos que estudian la evolución aseguran que así es. En el fondo de nuestras retinas tenemos dos veces más células sensibles al movimiento y las formas que al color.
Así, la mayoría de los mamíferos ven sólo en matices de azul y amarillo, es decir que son dicrómatas. Pero los hombres, junto a algunos simios también frugívoros, somos tricrómatas: captamos más colores para distinguir la fruta madura entre los infinitos matices de la luz diurna.

De modo que nos importa mucho más encontrar frutos apetitosos que percibir para qué lado se escapa una vaca. Los colores hacen nuestra vida más variada y atractiva… y con menos dolores de estómago.

¿De dónde salen los colores?

En realidad, no hay colores: hay luz o no la hay. O sea que el mundo es blanco cuando hay luz o negro si la apagamos. Muchísimos estudiosos trataron de indagar por qué vemos colores.

Platón creía que nuestros ojos emitían un rayo invisible que los detectaba, como si fuéramos superhéroes de historieta. Inspirado en el arcoíris, Aristóteles sugirió que los tonos se dividían en escalas similares a las de la escala musical.

Muchos otros repitieron estos conceptos, porque a los griegos clásicos no se les discute nada. Pero todo cambió en 1665, tras un descubrimiento que realizó un joven de 22 años en la casa de su mamá en Lincolnshire, lejos de la Universidad de Cambridge, que por entonces era asolada por la peste.

Rodeado de los cuidados maternos, este inquieto observador gozó de dieciocho meses de tranquilidad para investigar lo que tuviera en mente sin sufrir presiones, algo que cualquier científico le envidiaría hoy en día.

Estaba fascinado porque veinte años atrás René Descartes había detectado que, al atravesar un prisma, la luz se descomponía en colores como los del arcoíris, por lo que dedujo que se producían dentro del cristal. Entonces él decidió usar otra lente para unir nuevamente los haces y vio que formaban una luz blanca. Así supo que la luz blanca está compuesta, en realidad, por distintos colores.

Ese muchacho era Isaac Newton, y el mismo experimento se puede realizar usando linternas envueltas en celofán rojo, amarillo y azul (los colores primarios) y apuntándolas contra una pared blanca. Allí donde todos los colores se unen, la pared aparece iluminada de blanco. Lo curioso de la experiencia es que la mezcla de luz roja y luz verde da amarillo, de azul y verde da cian (turquesa) y de azul y roja, magenta (un rosa intenso).

Y de la mezcla de esos tres colores primarios se obtiene la luz blanca. Si hacemos lo mismo con témperas, no obtendremos blanco, sino un marrón oscuro. Pero si pintamos un disco de cartón con los colores del arcoíris y lo hacemos girar a gran velocidad, se verá casi blanco, lo que prueba que es mejor no discutir la teoría de Newton.

Sin embargo, en su época fue rechazada porque se sabía que la mezcla de todos los colores da sólo un pardo oscuro. El dilema se resolvió cuando, mucho tiempo después, el escocés James Clerk Maxwell demostró que mezclar luz (mezcla aditiva) no es lo mismo que mezclar pigmentos (mezcla sustractiva). Hoy en día, en impresión en papel se logran todos los colores a partir de la mezcla de cian, magenta y amarillo. Pero para el negro... se usa negro.

O sea que los colores son fracciones, trocitos, pedazos de luz blanca. Las moléculas de las cosas dejan penetrar en su estructura algunas ondas de luz (ciertos colores que absorben) mientras que rechazan otras (justamente el color que les vemos a las cosas). De modo que las cosas, en verdad, son de todos los colores menos del color que las vemos, porque ése es justamente el que rebota hasta nuestros ojos.

Y si molesta mucho pensar así –pensar, por ejemplo, que una mujer es rubia porque su cabello rechaza el amarillo dorado–, podemos decir también que las cosas son de todos los colores –tanto los absorbidos como los rechazados–, que juntos forman una energía que percibimos como el color emanado por ellas.

El hecho de que percibamos como blanco la suma de todos los colores es el principio por el cual vemos televisión y tenemos monitores de computadora a color. Las pantallas están hechas con píxeles de tres colores que se activan de manera variable para formar los distintos tonos.

Para ver esos colores podemos realizar un experimento sencillo: si observamos la pantalla de un monitor con una lupa, encontraremos puntos de color verde, rojo y azul organizados de acuerdo con algún patrón, según cómo esté fabricada la pantalla. Sin una lente de aumento, no percibiríamos que los colores, juntos, dan luz blanca (que es como vemos la pantalla). Para nosotros, saber esto ahora es fácil. Pero físicos de todo el mundo pasaron muchos años tratando de descubrir qué era la luz…

Esa cosa loca llamada luz Inti, Amón-Ra o Helios son algunos de los nombres que recibió el dios Sol, adorado desde la antigüedad por muchas culturas. ¡Es que sin él, nadie encontraba sus zapatos! ¿Y qué es el sol? Es una estrella que nos bombardea con ondas de todo tipo: de radio, microondas, magnetismo, rayos X, gamma, ultravioletas… y de luz. La luz visible es sólo una porción mínima de la energía que nos llega.

Es tan pequeña esa parte que podemos “ver”, que es como si intentáramos mirar un elefante a través de una cerradura y sólo viéramos uno de sus pelos. Esa mínima porción son partículas que se desplazan en ondas electromagnéticas a 300 millones de metros por segundo, la velocidad máxima posible en todo el Universo.

La longitud de onda –es decir la distancia entre dos crestas consecutivas– se mide en nanómetros (nm), cada uno de los cuales equivale a una millonésima parte de un metro, un tamaño tan pequeño que es imposible captar con un microscopio.

Para lograr una idea más acabada: si un pelo fino mide 100 micrones de ancho, dentro de un pelo caben 100.000 ondas de luz cómodamente, y hasta con algo de lugar para bailar un tango. De modo que somos sólo capaces de visualizar una mínima parte de las longitudes de onda existentes. ¿Y qué tiene que ver esto con los colores?

De toda la luz que nos llega únicamente podemos percibir la que va desde los 380 nm de longitud de onda, que corresponden al color violeta, hasta los 780 nm, que se perciben como rojo. A esta porción de colores se la denomina “espectro visible”. Dentro de esas ondas viajan partículas llamadas fotones, por lo que a menor energía de fotones más ancha es la onda, y a mayor energía, más corta es ésta.

Para que una onda pura –o “monocromática”– se vea de color rojo, su longitud debe ser mayor que 620 nm, es decir que hay unas 160.000 ondas de luz en cada milímetro. Para la luz verde, la longitud debe ser de un 500 millonésimo de milímetro, o sea que entran 200.000 ondas en 1 milímetro. Y para la luz violeta la longitud es más corta y entra el doble de ondas en cada milímetro.

A medida que se acorta la longitud de onda, se acaba el espectro visible y nos encontramos con luz ultravioleta (que ven las abejas pero nosotros no), los rayos X (longitud de onda del tamaño de un átomo) y rayos gamma (longitud de onda del tamaño del núcleo atómico).

Cuando la onda es más larga pasamos al infrarrojo (que ven las serpientes, pero nosotros no) y las microondas (de los hornos y las telecomunicaciones, de una longitud que va del tamaño de un grano de arena al de una papa).

Y también están las ondas de radio, con una longitud del tamaño de algunos metros (las de frecuencia modulada o FM, o las de televisión) y hasta del largo de un estadio de fútbol (las de amplitud modulada o AM), captadas por la tele y la radio, pero no por nosotros.

Increíblemente, vemos las ondas más pequeñas, pero no las del tamaño de un estadio de fútbol. Quizá se deba a que nuestra supervivencia depende de que percibamos las ondas cortas, y no de mirar televisión.

¿Y para qué sirve la luz?

Para empezar, sirve para que podamos interactuar con nuestro propio sistema de interpretación del entorno, a través de la luz que rebota en los objetos. Otros seres vivos poseen otros sistemas. Aunque, por supuesto, no es nuestro único modo de interpretación, ya que el oído y el tacto también nos guían en gran medida.

Sin embargo, la luz no sólo nos sirve para ver nuestro entorno, alimentarnos y comunicarnos, sino que afecta nuestra salud. Por ejemplo, tiene un efecto vital en la fijación de la vitamina D que ingerimos, que es esencial para actuar junto con el calcio en la producción de células óseas en los huesos.

Así, la primera indicación que recibe una persona que sufre osteoporosis es tomar sol y hacer ejercicio para aumentar la densidad de sus huesos. El ejercicio y la luz refuerzan nuestro esqueleto.

Asimismo, durante los meses de invierno, mucha gente se deprime debido a la disminución de las horas de luz. Esta situación se conoce como desorden afectivo estacional, y se cura exponiendo al paciente a la luz (30 minutos a 10.000 lux, 2 según el doctor Michael Terman, del Centro de Psicología de la Universidad de Carolina del Norte).

La fototerapia también se aplica con éxito en casos de bulimia y depresiones no estacionales.

Además, está indicada para curar la ictericia porque disminuye la bilirrubina, un pigmento amarillo que aparece cuando el hígado está forzado por problemas metabólicos variados. Una importante cantidad de bacterias y gérmenes se solazan en la oscuridad y no toleran la exposición a la luz solar.

Esto bien lo sabían nuestras abuelas, que sacaban a ventilar frazadas, colchones y almohadas, y abrían las ventanas para que entrara el sol. La luz –y con ella todo el espectro de colores que la componen– es terapéutica. Y así los colores tienen que ver cada vez menos con la decoración y cada vez más con las ciencias.

El doctor Enrique San Román –químico argentino, investigador principal del Conicet y especialista en fotoquímica, el estudio de las reacciones químicas vinculadas con la luz– afirma que ya se está tratando el cáncer con los colores, mediante una terapia llamada fotodinámica: la zona tumoral se “pinta” con nanopartículas coloreadas reactivas a determinada longitud de onda. Y el mismo mecanismo se aplica en procesos de descontaminación de lagos y ríos.

Un lux es una unidad de medida de intensidad luminosa; 10.000 lux equivalen a cien veces la iluminación de un estudio de televisión o a la luz que recibimos en una mañana de sol.

Pantone, la mayor empresa de especificación del color, comenzó como una imprenta y amplió su intervención a la estandarización de los colores de las banderas, así como a medir los tonos de las piedras preciosas y reponer las tejas del color correcto en la Catedral de San Marcos, de Venecia.

También desarrolló una serie de tarjetas de colores de hígados cuyos tonos varían según su contenido graso, para ser utilizadas en los trasplantes. “Esas tarjetas son nuestro orgullo: ya han salvado varias vidas al reducir las tasas de rechazo”, dijo Lawrence Herbert, propietario de Pantone.

Y como si esto fuera poco, los colores nos sirven para hacer nuestros hogares más cálidos y nuestros alimentos más apetitosos. Vale la pena conocerlos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Excelente publicidad a colores

http://www.youtube.com/watch?v=_IVgo9WEUEc&feature=related

jueves, 16 de diciembre de 2010

Mensaje de un lector de " La Ciencia del Color"

Querida Ana:
Placer de los placeres. Leí este finde, tu libro sobre los colores. Exito para vos por haber tirado de una piola poco habitual (Creatividad!!!) Ëxito para la editorial, ya que pocas veces se escribe sobre ciencia con tanto humor sacando la solemnidad que pone distancia.
Gracias! Roberto

lunes, 13 de diciembre de 2010

La Ciencia del Color en la vernissage de Marta Minujin en el MALBA


En la segunda semana de Noviembre de 2010 conocí a la todoterreno en arte y moda Adelaida Raquel Maddio por facebook . La directora de Dhileaproducciones, que trabajaba en el Museo de Arte Contemporaneo, charla va, charla viene, me invitó a la vernissage de Marta Minujin en el Malba. Quedamos en que la pasaba a buscar por el MAC y llegué cuando levantaban un muy top desfile de modas de diseñadores independientes. Rodeada de altisimas modelos todas iguales (para ser modelo hoy hay que ser hiperalta - 1, 80 minimo-, flaca hasta los huesos y siempre con grandes ojos claros: asi eran todas las modelos presentes) me la pase llamando a Adelaida sin encontrarla. Entonces me mande la Malba donde ya habia dos colas inmensas: una de socios y amigos del Malba e invitados especiales , y otra de público comun. La primera era la más larga. Fui de una a la puerta diciendo que me esperaba Adelaida adentro ( podía ser ..no mentí) y me cerraron el paso diciendo que adentro sólo entraba la prensa , y no podia entrar hasta después.Ahi supe que pifié el verso, porque yo podia haber dicho que era prensa de cualquiera de los medios donde colaboro. Pero apenas abrieron la puerta a la primer tanda de invitados,entré: la vida es corta y haber sobrevivido este año el incendio que destruyó mi casa de madrugada no me hizo sentir que tengo tiempo extra,sino que cuento con un tiempo suplementario que no está para desperdiciar esperando en una cola.
Asi fue como me recorri toda la retrospectiva de Marta Minujin en el Malba, con el propósito doble de disfrutar la muestra y de llevar mi libro "La Ciencia del Color" a las manos de la gente que se pasa el dia decidiendo colores: los artistas plásticos. Y en verdad estaban todos allí. Galeristas, artistas, diseñadores, editores de arte,gente de la cultura recorriendo mezclándose con curiosos, fashionistas, exhibicionistas y estudiantes de arte y hasta parejas con el cochecito del bebé, todo en un clima festivo.
Marta Minujin parecia una Lady gaga nacion al con un vestido rojo con miriñaque y tules, de escote volcado hacia adelnate, cartera extremandamente garnde roja con caedenas doradas , guantes rojos y gafas rojas con luces rojas en el marco. Asio de llamativa, pretendia esconderse yno se detenia con nadie, como una diva tímida, mariposeanndo fugazmente la muestra casi al troto y refugiándose en el baño de damas del asedio de la prensa para que le retoquen el maquillaje. Los fotografos la corrian y ella huia , hasta que una asistente los paró en sexo diciendo " Dejenla en paz, va al baño" Yo tambien frené, pero pensé " qué tanto, yo también soy mujer y puedo ir al baño de mujeres" y me metí con ella.
Charlamos un rato , le dije que se sacara los anteojos porque la verdad que esta muy bella sin ellos , y es una pena que se cubra esos ojos azules. le regalé " la Ciencia del color" y le encantó la idea de un libro de colores . Sus ultimas obras son todas de color fluo,cosa excelentes que rebosan alegría . " Se vienen los colores con todo en los años que vienen" , vaticinó. Le recordñe que hace añosla entrevisté para Clarín en su atelier , y me alabó mi saco colorido de Katmandú. Es una paradoja, Marta . Tan excentrica y timida a la vez, tan exhibicionista y escvondiendose en el baño y detras de esos anteojos perpetuos, aun cuando una refrescadita oportuna la hace lucir de 30 sin lentes.Cuando estaba por salir del baño antes que ella me djio " MIra que la obra no se termina en el primer piso, anada ver lo que hay en la terraza, por favor, mira que sigue ..." Y ahi supe que estaba delante de una artista al 1000 por ciento: su preocupación era que se viera todo lo que ella habia hecho.¡¡¡Eso es tan de artista nato!!!


Al salir del baño la esperaba una nube de gente , entre los cuales la saludo muy calidamente el vicepresidente del malba, Mauro Herlitzka, acá abajo.

Entre la multitud recorriendo las insatalaciones me encontré con Guillermo Kuitca, elartista plastico argentino mejor cotizado del mundo. Nos quedamos charlando de amigos en común y de " La Ciencia del Color" , y se llevó un ejemplar en el bolsillo . Desopues nos avisaron que nos sacaban las fotos y nos pusimos serios :

También me topé con el director del Ballet Contemporaneo Mauricio Wainrot ( viejo entrevistado mio), otro que volvió a nacer, sobreviviente de un accidente donde falleció su compañero de vida y escenografo Carlos Gallardo .Mauricio venía de hacer Cramina Burana en la 9 de Julio, feliz con el evento. Y estuve charlando con Rogelio Polesello, el unico artista presente que compró el catálogo de Marta Minujin , que salia 90 patacones.

Marta y Rogelio tambien intercambiaron saludos :

El presidente del Malba, Eduardo Constantini , y tuvo la enorme suerte de crizarse conmigo y que a mi me quedara un libro para él .

La muestra en sí es una fiesta . Su unica cpontyra es que dura poco . Marta Minujin se autodefine como una artista pop, y " pop" en inglés significa " saltar hacia afuera" , como algo que al saltar te sorpende . Y el arte popo esta para eso : para soprender . Marta Minujin demuestra en esta retrospectiva, que su mion de ser artista pop, de sorprender y saltar a la vista , la sigue cumpliendo sin respiro y sin pausa , de modo admirable e impecable. Pero lo que mas llama la atención de la muestra es que la gente sale de ella con una sonrisa . Y ahi me di cuenta de algo más importae : Marta Minujin es una artista humorística, o humorista con todas las letras . Sus obras siempre son ironicas, graciosas, juguetonas: una habitacion forrada en colchones donde la gente grande salta y se recuesta , colchones y chichoneras de colores anudados y colgando de la pared, los reglamentos de la Asociacion de Fracasados,que debrian esgrimirse otra vez en los tiempos que corren...

El obeslico de Pan Dulce, el Partenon de libros, y los eventos tipo happening que cuenta en videos con audio de ella misma contando sus locuras creativas , como la de la conferencia en Estados Unidos sobre " El valor del tiempo" , interrumpida por un chorro, una loca, y evacuada por amenazas a los diez minutos...¿ No es genial? Desde siempre Minujin provoca, y quien provoca, hace pensar. Los provocadores son los dueños de la cultura. A veces le sale bien , a veces peor , a vece brillante, pero Marta nunca paró. Una vuelta, de pendeja, se llevo 20 kilos de tierra de Machu Pichu que repartió en no se cuantos paises , y descubri esta gaffe ortografica en la descripción de la ocurrencia :

Ella habla de habitar casas de barro como los horneros, Hoy en dia, las casas de adobe estan en la vanguardia de la arquitectura.
La curadora Victoria Noorthoorn tuvo que entrar a una instalación de una habitacion de los ´60, decorada hasta la obsesión retro con un tocadiscos Wincofon , para retar a la parejita de actores en su dormitorio intimo ( el en pijama completo, ella en camisón) , que la onda era que se metan a charlar en la cama, no parados al costado. Y le hicieron caso en el acto:
La muestra está llena de cosas curiosas : una sala con la filmación de una vernissage de los 60, donde pareciera que estamos participando en un encuentro en el cual el pasado nos mira. .Lo inquietante de esto es que ropa, peinados y anteojos cambian , y que otrora se podia fumar en los eventos . Pero la actitud es la misma .


Por último , las primeras obars de Marta son tan buenas, como pocos artistas podrian echibir sin avergonzarse . Tambein em encontre conmal Baronesa Dudi von Thielmann de Ediciones Lariviére, que se llevo choccha mi libro , feliz de encontrarse otra " von" entre los presentes ( además del Wincofón).
Buenos vinos y mejor champán sellaron una velada feliz.
Gracias Marta.
Gracias Malba.







Marta y Andy Warhol, mostrando la belleza americana del maíz para el mundo : como no consiguieron mas que choclo blanco, los tuvieron que pintar con aerosol :








La muestra :
Del 26 de noviembre al 7 de febrero de 2011. Sala 5 (2º piso), sala 3 y terraza (1º piso) Marta Minujín. Obras 1959-1989 Inauguración: jueves 25 de noviembre a las 19:00
Malba – Fundación Costantini cierra el año con una retrospectiva de la artista argentina Marta Minujín con más de 100 obras que hacen foco en su producción histórica de las décadas del 60, 70 y 80.

Curada por Victoria Noorthoorn, la exposición invita al público local a adentrarse en las obras y las acciones más y menos conocidas de la artista, realizadas tanto en Buenos Aires como en París y en Nueva York, entre otras ciudades. Se propone dar cuenta de la complejidad y envergadura de su producción y, en muchos casos, del carácter anticipatorio de sus proyectos para el arte nacional e internacional.
La exposición se organiza, a grandes rasgos, de manera cronológica e incluye desde sus pinturas de 1959 y sus tempranas obras informales a sus ambientaciones multicolores de 1964 y 1965, desde sus experiencias con los medios de comunicación en 1966 a su experiencia hippie hacia 1968, de sus óperas ficcionales en 1972 a sus proyectos de crítica sobre la realidad latinoamericana durante los tardíos años 70, para luego extenderse a sus proyectos de participación masiva.
Tiene un formato afín a la vorágine creativa de Marta Minujín e incluye obras pertenecientes a colecciones públicas y privadas, 20 proyecciones con registros fílmicos, la reconstrucción y recreación de obras históricas e importantes documentos del prolífico archivo de la artista. Están representadas sus obras más paradigmáticas, como La Destrucción (1963), Revuélquese y viva (1964), La Menesunda (1965), El Batacazo (1965), Simultaneidad en Simultaneidad (1966), Importación - Exportación (1968), Kidnappening (1973), Soft Gallery (1973), Imago Flowing (1974), La academia del fracaso (1975), Comunicando con tierra (1976), El Obelisco de Pan Dulce (1979), El Partenón de libros -que realizó con títulos prohibidos durante la dictadura militar en 1983- y Operación Perfume (1987), entre muchas otras. Además, Malba exhibe en la terraza del museo una selección de esculturas producidas en los últimos 20 años.

“En líneas generales, la exposición se concentra en la Minujín que no conocemos dadas las escasísimas exposiciones analíticas de esta gran artista en nuestro país. Me refiero a las facetas relativas a una producción que además de libertad, vorágine, exceso y egocentrismo, se caracteriza también por su método, precisión, rigor, resistencia, generosidad y un fundamental espíritu crítico, todas cualidades que claramente han contribuido a conformar una producción de vanguardia tan variada como compleja y a constituir a Marta Minujín en una autogestora de proyectos artísticos como no ha visto la Argentina”, explica Noorthoorn.

La investigación presenta a Minujín en diálogo con su tiempo, con los eventos nacionales e internacionales que se sucedieron en los diversos momentos de su producción y con las comunidades artísticas con las cuales se relacionó, tanto en la Argentina como en el mundo. Da cuenta de la forma en que la siempre provocativa producción de Minujín respondió, desde un primer momento, a una década de continuas transformaciones –los 60-, que vio nacer y desarrollar el Pop, el minimalismo, el arte conceptual, el arte de la performance, el happening, el arte de los medios, el videoarte, la psicodelia y el arte de acción y que, a su vez, transitó períodos de dictadura y violencia a nivel nacional y situaciones mundiales tan paradigmáticas como la Guerra de Vietnam y el viaje a la Luna. A todas estas circunstancias, responde Minujín una y otra vez.

Junto con la exposición, Malba presenta una importante publicación editada especialmente para la ocasión. El catálogo incluye una introducción de Eduardo F. Costantini, fundador y Presidente de Malba; un ensayo curatorial a cargo de Victoria Noorthoorn (Marta Minujín. El vértigo de la creación), que dialoga con diversos textos elaborados por un equipo de investigación: la Biografía, de Javier Villa; la Bibliografía, de Cristina Blanco; una sección de Obras, con textos de Jimena Ferreiro Pella, que incluye descripciones más detalladas sobre los diferentes proyectos; además de una Cronología artística internacional, a cargo de Victoria Giraudo. Finalmente, la sección Documentos permite acceder a una selección de textos históricos.










Biografia artística de Marta Minujin : ( de su website official)
Decidida a internarse en las artes plásticas, Marta Minujín comienza a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes. A pesar de obtener excelentes calificaciones en dibujo, pintura y escultura, Marta no se siente conforme con lo que hace. Está interesada en ser una artista de vanguardia y lo que realiza no le parece acorde a esa tendencia, por lo que decide abandonar sus estudios. Le interesa la obra de Alberto Greco; cree en la necesidad de un arte que logre sobrecoger al espectador, que salte del plano y se instale en la tridimensión, ideas que comparte con Rubén Santantonín y Emilio Renart.
Un día, mientras pintaba un cuadro para el que necesitaba mucha carga matérica, decide pegar sobre la tela una parte del colchón de su cama. En ese momento descubre una veta que le parece original y decide explorarla. Sus primeras obras con colchones se exponen en la Galería Lirolay, donde la descubren los críticos Germaine Derbecq y Jorge Romero Brest.
En 1961 gana una beca y se va a estudiar a Paris. Allí se vincula con artistas del Nouveau Realisme, informalistas y de otras orientaciones, entre quienes se cuentan Niki de Saint-Phalle, Jean Tinguely, Christo, Lourdes Castro y Robert Rauschenberg. Al año siguiente comienza sus estructuras habitables cubiertas de colchones -realizadas con colchones encontrados entre los desechos de los hospitales parisinos- y sus primeras performances. Paralelamente, se adscribe a las teorías de la "muerte del arte", evitando el mercado y los museos, realizando obras efímeras y destruyendo su obra plástica anterior.
Dentro de este pensamiento se inserta La Destrucción, su primer happening realizado en 1963.
Para esta obra, Minujín reúne todas sus piezas elaboradas con colchones, e invita a un grupo de artistas a "destruirlas" creando una obra propia sobre ellas. Posteriormente, un verdugo las destroza con un hacha y Minujín las quema, mientras libera 500 pájaros y 100 conejos entre los participantes. La artista desarrolla esta vía del happening, basada en acciones simultáneas y en situaciones "fuera de control", con gran participación y apuesta a la creatividad del público, en otros eventos similares realizados poco después, como Suceso Plástico (1965), un aquelarre de motociclistas, musculosos, mujeres gordas, parejas de novios atados, pollos, lechuga y harina que tuvo lugar en el Estadio de Peñarol de Montevideo (obra por la cual Marta Minujín no pudo volver a ingresar a Uruguay por varios años) y Happening, del mismo año, ejecutada en el programa "La Campana de Cristal" que se emitía por el Canal 7 de televisión.
Con Revuélquese y Viva (1964), una construcción habitable cubierta de colchones multicolores que invita al público a desplegar sus capacidades lúdicas, gana el Premio Nacional del Instituto Torcuato Di Tella.
Pero Marta Minujín se hace famosa cuando al año siguiente compone, junto a Rubén Santantonín, La Menesunda, una ambientación transitable que propone al espectador experimentar una variedad de sensaciones a lo largo de un recorrido de 16 zonas. La obra congrega a una innumerable cantidad de visitantes y a toda la prensa, que reparte sus comentarios entre tímidos elogios y contundentes condenas a su autora. Pocos meses después realiza El Batacazo (1965), otra ambientación transitable de menores dimensiones, que repite al año siguiente en los Estados Unidos.
En 1966 gana la Beca Guggenheim y se traslada a New York; allí entra en contacto con la vanguardia norteamericana. Su obra se vuelca hacia los medios de comunicación y su implicancia en la modificación del entorno sensorial de los individuos, inspirada en las teorías de Marshall McLuhan. En esta línea realiza Simultaneidad en Simultaneidad (1966), ambientación creada para el Three Countries Happening que planifica junto a Allan Kaprow y Wolf Vostell, en la que hecha mano de todos los medios a su disposición para crear una invasión mediática instantánea; Circuit (1967), obra similar realizada en Canadá; Minuphone (1967), una cabina de teléfono que reacciona a los números discados, exhibida en la Howard Wise Gallery de New York, y Minucode (1968), ambientación fílmica expuesta en esta última ciudad. Este mismo año, forma parte del cuerpo de profesores en el área de "nuevos medios" de la New York University, junto a Robert Rauschenberg, La Monte Young y Steve Paxton, entre otros.
Durante los próximos diez años, Marta divide su vida entre los Estados Unidos y Buenos Aires. En nuestra ciudad realiza un conjunto de eventos y ambientaciones. En New York comienza una serie de happenings que involucran a los espectadores en situaciones inesperadas, hasta llegar a obras basadas en "secuestros" de integrantes del público: Interppening (1972) y Kidnappening (1973), realizadas en los jardines del Museum of Modern Art; Nicappening (1972), una irrupción en la Parke Bernet Gallery, e Imago Flowing (1974), ejecutada en el Central Park.
De regreso en Buenos Aires expone algunas obras en el CAYC: La Academia del Fracaso (1975) y Comunicando con Tierra (1976) son sus realizaciones más destacadas de este período. Poco después, inicia lo que denomina "arte agrícola de acción", obras de caracter ecológico en las que combina el arte con la naturaleza: Repollos (1977), en el Museo de Arte Contemporáneo de San Pablo, Toronjas (1977), en el Museo de Ciencias y Artes de la Universidad de México y Oranges (1979), en el CAYC.
Por esa misma época, comienza sus monumentales obras consumibles, que se inauguran con El Obelisco de Pan Dulce (1978), continúan con La Torre de James Joyce en Pan (1980) -realizada en Irlanda- y se prolongan en una progresión de figuras simbólicas recubiertas con diferentes alimentos. Paralelamente, Minujín desarrolla una serie de "deconstrucciones de mitos" en obras como El Nido de Hornero Gigante (1976) -una parte de Comunicando con Tierra- El Obelisco Acostado (1978), presentada en la ciudad de San Pablo, el mencionado Obelisco de Pan Dulce y Carlos Gardel de Fuego (1981), realizada para la Bienal de Medellín.
Estas obras que conjugan la historia, sus símbolos y uno de los principales baluartes de la sociedad contemporánea -el consumo- desembocan en un grandioso Partenón de Libros (1983), una réplica del Partenón de Atenas recubierta con libros prohibidos durante la dictadura militar, realizada en homenaje a la cultura y a la democracia.
Tras largos años de obras efímeras y de rechazar a las instituciones artísticas, Marta Minujin regresa a la escultura, siguiendo la tendencia a la recuperación de las artes tradicionales que se produce durante la década del '80. Sus obras son estudios sobre el arte clásico desde una mirada contemporánea, que inserta a la tradición en la problemática de la postmodernidad.
No obstante, continúa con sus eventos, ambientaciones y performances. En 1985, Marta Minujin paga la deuda externa argentina al artista norteamericano Andy Warhol con mazorcas de maíz, el "oro americano", en una acción simbólica realizada en New York. Para los festejos del Quinto Centenario, intenta saldar el descubrimiento de América pagándole a la Reina Sofía con la misma moneda, pero razones protocolares le impiden hacerlo. Cuatro años más tarde, intenta resolver el conflicto de Malvinas, pagando con mazorcas a una doble de Margaret Thatcher.
Su obra actual se reparte entre la escultura y los eventos. En 1997 comienza M.I.C.2,Mujer-Intelecto-Consumismo 2000, una monumental figura femenina que representa a la mujer del próximo milenio, para ser emplazada en nuestra ciudad.
Cuando en 1998, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles realiza una revisión histórica sobre la incursión de la acción en las artes plásticas para la muestra Out of Actions: Between Performance and the Object, Marta Minujín es ubicada entre los pioneros de estas manifestaciones, junto a Ives Klein, Allan Kaprow, Piero Mazzoni y el grupo Gutai.