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El primer color que le viene a la mente de la gente cuando imagina un coche deportivo rápido y elegante es el rojo. Es el color del fuego y frecuentemente es asociado con energía, peligro, fuerza, poder y determinación; mientras que los coches deportivos son asociados más o menos con las mismas ideas.
Pero… ¿por qué los coches italianos, especialmente los Ferrari, son casi siempre rojos?
Cuando empezaron las competiciones de coches en Europa, a cada país le fue asignado un color. El verde era para los ingleses, azul para Francia, blanco para Alemania, amarillo para Italia y rojo para los coches americanos. Ya que los americanos no consiguieron una repercusión considerable en la competición europea, el rojo fue reasignado a Italia, mientras que el amarillo pasó a ser el color de Bélgica.
Un mito común es que los coches rojos cuestan más de asegurar. Las estadísticas no prueban que los coches rojos tengan más colisiones o violaciones de tráfico que coches de otro color.
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