domingo, 12 de septiembre de 2010

¿ Harían tanto escándalo si la bombacha no fuera roja?


Algo tan común y ordinario como tender la ropa en una cuerda en el jardín está mal visto en algunas comunidades estadounidenses.

Una de ellas es Perkasie, Pennsylvania (EE.UU.). Allí vecinos y funcionarios están muy molestos con una vecina de 54 años llamada Carin Froelich cuyo único delito es querer que sus prendas se sequen al sol fuera de casa.
Al parecer la visión de la ropa interior de la buena mujer ondeando al viento cual bandera molesta a unos cuantos de la comunidad, que declaran la costumbre como “indecente”. La pobre Carin ha llegado incluso a encontrarse amenazantes cartas anónimas colgadas de las cuerdas.

Sin embargo, esta vez, parece que la máxima autoridad del pueblo está de parte de la pobre mujer. John Hollenbach, alcalde de la población, admite que no hay ley ni ordenanza que obligue a Froelich a retirar sus cuerdas de tender. De hecho, el mandatario admite que su mujer también seca así su ropa y que le gusta ver la ropa así porque le parece una costumbre “fresca y limpia”.

Pero no debemos cantar victoria: todavía quedan en Estados Unidos personas que son perseguidas por querer presumir de colada. Por ejemplo Kevin Firth, un carpintero de Dublin, Pennsylvania, que fue condenado a pagar una multa de 100 dólares por tender su ropa en una zona común.

También debemos recordar que en estados como Maine, Vermont, Utah, Colorado, Florida y Hawaii hay leyes que impiden a una persona poner a secar sus prendas a la vista. No tanto por absurda moral como por imposición del poderoso lobby de las lavanderías.

¿En qué se ha convertido la limpia tierra de la libertad?, ¿qué ha sido de esa orgullosa nación donde se podía ir desde el Atlántico hasta el Pacífico caminando como un funambulista por finas cuerdas exultantes de camisetas, calcetines, braguitas y pantalones? Una vez más nos preguntamos, ¿qué ha sido del sueño americano?

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