El blog de "La ciencia del color",el libro de Ana von Rebeur de la colección Ciencia que Ladra, Editorial Siglo XXI, 2010. Mail :anavon@hotmail.com Twitter : @anavonrebeur
martes, 7 de julio de 2009
Mil nombres para un millón de colores
Los idiomas también tienden sus trampas . Mientras que los esquimales reconocen veinte tonos de blanco, los ingleses, con su eterno poder de síntesis, llaman rojo al vino, a un atardecer y las mejillas de un niño . El filólogo WE Gladstone supuso en el siglo XIX que los griegos eran ciegos al color, porque no se mencionan colores en los textos en griego antiguo. Distintas lenguas segmentan el espectro como se les da la gana: en ruso, existen dos colores diferentes para lo que nosotros llamamos "azul": el "azul cielo" (golubóy) y al "azul marino" (siníy). Lo mismo ocurre en italiano, que tiene las variantes “azurro” y “blu”. En navajo y japonés hay un solo color para un rango que nosotros dividimos en dos: el azul y el verde. En Gaélico de Escocia , al azul se le dice“ gora”, que es la palabra aplicada al color del pasto. Otras lenguas usan sólo dos términos (“claro” y “oscuro”) para definir 14 colores. Cada cultura fuerza así un tipo de descripción cromática distinta, que sin embargo no afecta a la percepción. En 1970 se realizaron experimentos comparando hablantes de dani (una lengua de Nueva Guinea que tan sólo tiene dos nombres para los colores) y hablantes de inglés (con muchas más distinciones): ambos grupos reconocieron distintos colores en tarjetas diferentes :el lenguaje no afecta a la percepción. Distinguir los colores por su nombre es algo que hacemos con el hemisferio cerebral izquierdo, el del habla. Haciendo pruebas de distinción de colores con bebes de 5 meses, se vio que en ellas solos se les activa el derecho parece que en cuanto podemos nombrar a los colores empieza la discriminación y clasificación por algo que es mucho mas grande lo que parece : un espectro mayor que el que podemos nombrar.
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